Su práctica artística se desarrolla sobre la experiencia personal como psicoterapeuta y la búsqueda de sus propias emociones, utiliza elementos de procesos emocionales en sus obras para generar múltiples reflexiones sobre el ser y su sentir; reflexiones que son interpretadas en distintos formatos como la escultura y la pintura.
Su obra responde a una serie de inquietudes propias sobre el uso de artes plásticas como medio para recuperar o mejorar la estabilidad emocional del ser humano. Es así, que su trabajo con la escultura y pintura le han permitido concebir los procesos artísticos como una respuesta al entendimiento de la proyección humana.
Entiende la pintura como fruto de una experiencia emocional, en la que se despoja del contexto y se inspira en el existencialismo, se refugia en su interior y abandona referencias. Rechaza la forma y habla de manchas, texturas, arenas, goteos...y del proceso artístico como rito sustancial, de la pintura como lugar durante ese proceso y como huella del mismo después.
Su estilo es subjetivo, con su particular uso de texturas y expresionismo abstracto, cada obra se convierte en esencia y ser de ella misma y el entorno.