Cuenta con una exposición individual y 16 exposiciones colectivas en las que destaca el Museo Felipe Santiago Gutiérrez, mismo en donde impartió visitas guiadas e implemento un taller de arte.
Entre su trayectoria capacitó y dirigió visitas guiadas en Palacio de Gobierno de su ciudad natal, ha realizado murales recreativos, taller de encuadernación, diseño de tatuajes, diseño discográfico, encargada de museografía y curaduría de exposiciones así como de subastas de arte, recientemente se encuentra impartiendo clases particulares de arte.
“Se nace sin memoria, se nace sin saber por qué, y, desde ese momento, la vida es un permanente mirar, tocar, y reaccionar frente a dos mundos extraños: primero, el espacio y el tiempo que circundan y se concentran en las cosas, en las miles de cosas que nos rodean, y, en segundo lugar, el mundo construido por los otros, los que nos han antecedido, un mundo simbólico y afectivo, un mundo de gozos y sufrimientos, de acuerdos y desajuste con esa misma otredad. Y esa primera mirada, como un espacio infinito que se va llenando con las experiencias de esos mundos, a lo que llamamos recuerdos. Cuando uno se percata de la conciencia de su propia conciencia, se encuentra frente a muchas cosas que han rozado o ha rozado, a veces con indiferencia a veces quedando una marca indeleble, terrible o generosa, y la conciencia implica preguntarse qué hacer con tanta cosa, qué hacer con tanto recuerdo. Es ahí cuando percibo en serio esas cosas, sean objetos o afecciones, comenzando a relacionar obsesivamente, encontrándome con eso tan indefinible como es “el arte”, ahí está el territorio para ubicar lo que no cabe en otro lugar: los distanciamientos, las pérdidas. Corrigiendo las intenciones acumulativas y dándoles un sentido casi mágico, un sentido, paradójicamente, de ocultamiento: hacer efectiva la simbolización de los objetos a través de su transformación y re significación. ¿Pero, qué me define? ¿Los pensamientos, las acciones, la mirada de los otros…? Quizá mi biografía es un dibujo borroso, una narración incoherente escrita por vestigios y su ficción que conmemora hechos imposibles de retener, y esos vestigios tienen que ver con las cosas que no encuentro al azar, sino que me buscan, que atraviesan el tiempo para hablar de mi propio tiempo, y asumir entonces mi obsesión por lo mórbido, por el cuerpo y sus residuos, por la muerte y sus evidencias. Mí que-hacer artístico consiste en inventar estrategias para darle forma a todo esto y asumir que, con el paso de los años eso me define como persona y como artista: vivir intensamente, amar, pintar, dibujar, escribir; Intervenir objetos. Concluyendo, que el arte que practico es dolor y placer infinito”.Lara