Seduciéndole a tal modo, que su obra resulta que una especie de paráfrasis sobre estética iconográfica occidental y sajona, pero que curiosa y regularmente combina, con elementos simbólicos de la cultura prehispánica mexicana.
Al conformar escenarios donde reúnen elementos de tan diversas tradiciones históricas y cultas, establece entonces un cosmos ecléctico y posmoderno que nos remite al mundo de las representaciones del arte fantástico desarrollado en su época de estudiante pero que daba la incuestionable factura que consigue, lo asienta dentro del derrotero del arte.
Obsequios para Leonora, José Fernández

Un aire nostálgico y atemporal en su representación, se refuerza tras su tratamiento pictórico marcado de veladuras y texturas agrestes bien manipuladas, que dan la sensación de añejamiento y fuerza matérica sin caer en excesos. Esa atención que otorga al proceso de descubrimiento y de creación, como emblemas tautológicos y retóricos simbólicos, regularmente llegan a atrapar a todo tipo de espectador. Y es que su trabajo contiene un fuerte aire místico, que despierta el imaginario de cualquier persona.
Dejémonos seducir por este universo iconográfico, y abramos nuestra mente para introducirnos en estos panoramas de ensoñación misteriosa que a través de una impecable factura y congruencia en las formas de representación nos involucran en su propia realidad que es la realidad paralela generada, por un pintor en letras mayúsculas
Alfredo Matus